Un poema

Sobre el año 1999 escribí el siguiente poema para un concurso en el Colegio Mayor en que vivía. Lo encontré en una colección de archivos antiguos que creía haber perdido. Quizás os guste. Su tono refleja mi estado interior por aquella época. Es evidente que hacía poco tiempo que había leído a Dámaso Alonso.

Hoy Señor
hoy me he visto ser más polvo que ayer.
Me he visto ser una nube de polvo
del pesado polvo del bordillo de la acera de la calle
polvo negro de pesadumbre.
Sí, más polvo
menos hombre
más nada flotando suavemente en el viento de la tarde
más nada pesando sola sola sola
sola de negra pesadumbre urbana. Siglo 20.
Hoy. Sí. Hoy he mirado todas y cada una de las motas que componen la nube de polvo
     que se llama Pedro.
Señor.

Y he visto cómo me hablaban
me guiaban me sostenían me eran.
Cada una de esas pesadas motas de sucio polvo me decía:
“sé hoy yo misma y víveme:
vamos juntos a vivirnos
y así ser más uno. Un yo.
Un yo un polvo un gris un nada
séme”.

Y me he visto correr para llegar a tiempo
he visto mi ansia por saber cuánto falta
para la cita
he sentido el orgullo de tener
mi propio automóvil
y más tarde descansar
recorriendo el periódico. Pero deprisa,
que debo comenzar a trabajar
urbanamente. Corre, corre, corre
antes de que cierre el banco:
corre. Nadie se te adelante.
He sido, Señor, el polvo urbano
de los burgueses: sucio y pesado
muy deprisa. Siglo 20. 20. 20.

Hoy Señor me he visto ser polvo cada día
polvo negro pesado deprisa.
Sucio polvo urbano de los burgueses.

He sido, Señor,
el polvo que asfixia
las rosas de tu jardín.

Ya no más, Señor, ya no más.
Quiero aprender
a mirar.

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